Lugar: Madrid
Fecha: 2017
Diseño/dirección: Eduardo Delgado Orusco
Equipo: Javier Rincón Sánchez, Miguel Quirós Esteban
En el curso de mi relación con el edificio Beatriz, iniciada en junio de 2006, descubrí la copia de un fotomontaje del proyecto de Jorge Oteiza para el Beatriz en una de las paredes de la sala de reuniones que Vyosa mantenía en el edificio. Tratando de desentrañar el origen de aquella imagen, y después de preguntar al gerente y a otros técnicos de la casa, buceé en la entonces escasa bibliografía relativa al proyecto, encontrando una referencia –una única fotografía, sin más explicación– en el libro publicado por Darío Gazapo y Concha Lapayese titulado Oteiza, arquitecto.
No obstante la exigüidad de la información -puede que precisamente por este mismo motivo me sentí llamado a rastrear el origen y la intrahistoria de ese capítulo del edificio. Aquella inquietud me condujo a contactar con el Museo-Fundación Oteiza, ubicado en Alzuza (Navarra) donde efectivamente encontré las claves, no ya sólo del proyecto, sino también de su no realización: el concurso convocado unilateralmente por el arquitecto en el tramo final de ejecución de la que había sido una difícil ejecución del edificio –con algunas interrupciones y prolongada durante casi una década–, las relaciones epistolares entre arquitecto y escultor y las dificultades derivadas de la ejecución, con un cierto escándalo final provocado por la impaciencia y las buenas relaciones en los medios del autor del proyecto escultórico incluido, y que fueron efectivamente determinantes para la paralización de la pieza.
Toda esta apasionante historia se vertió en un pequeño librito publicado por el Museo-Fundación en 2009. Ya en ese texto –incluso en su título– se planteaba la reconsideración de la ejecución del proyecto. Con esta mente se produjeron contactos y avances que cuajaron el pasado año 2015 cuando, después de la sentencia favorable a los intereses de la heredera del escultor, su sobrina Pilar Oteiza, sobre los derechos de explotación de su obra, tratamos el asunto con ella. Su posición fue favorable desde la primera conversación aunque con la debida atención a la memoria del escultor, que habría que concretar en una serie de proyectos culturales que acompañasen la ejecución del proyecto: una pequeña exposición permanente en el edificio, que hiciera presente y explicase el proyecto, un audiovisual que registrase la construcción de la escultura y que podría acompañar la anterior exposición; una investigación relativa a las relaciones del escultor con la ciudad de Madrid y otros proyectos de índole semejante y que habría que concretar llegado el momento.