Torre Tube

Fecha: 2017
Diseño/dirección: Eduardo Delgado Orusco
Equipo: Javier Rincón Sánchez, Drawyoudreams (imágenes)
Concurso: 2017 Skyscraper Competition

 

 

El proyecto de la TORRE TUBE parte de una reflexión sobre lo que es un rascacielos y el interés de apilar no ya sólo metros cuadrados útiles, sino también metros cúbicos de “aire” que acompañarían a lo edificado.


Para ello se plantea una estructura a dos escalas: la primera de gran tamaño –de obra civil, podríamos decir– consistente en un “tubo” cilíndrico hueco que expulsa la estructura portante al perímetro -con una geometría diagonal- sobre la que se apoyan bandejas de dimensión variable sobre las que se edificará –con la mayor libertad– estructuras de una escala menor que se apoyan o se cuelgan generando una secuencia de una gran riqueza espacial.


El tamaño máximo de las bandejas es el de un cuadrado inscribible en la circunferencia del tubo, dejando una superficie libre entre ambas figuras –circunferencia perimetral y cuadrado inscrito- para el paso vertical de las comunicaciones y de las instalaciones que sirven ordenadamente al conjunto, y que se distribuyen horizontalmente por el grosor de las mismas bandejas.


No obstante, también pueden plantearse bandejas de menor dimensión –para grupos de viviendas unifamiliares, pequeños parques, zonas deportivas, etcétera– que acentúan la sensación de “flotación” en el espacio capaz definido por la estructura vertical. Los espacios vivideros apoyados –o colgados– de estas bandejas menores acentúan la riqueza espacial y generan relaciones visuales sorprendentes.


Todas las bandejas se entienden como “solares flotantes” cuya superficie puede ajardinarse o ser dotada de espacios deportivos, estanciales o incluso comerciales.


Igualmente, la construcción, planteada fundamentalmente mediante elementos metálicos permite hablar de operaciones reversibles, que podrían adaptarse a la evolución en el tiempo de los usos y los espacios, solventando problemas de falta de flexibilidad de este tipo de edificaciones.


Incluso cabe la plantear el crecimiento y la adaptación de este esquema a diferentes alturas en función de las necesidades de cada ciudad y cada momento, dada su sencillez estructural y  flexibilidad constructiva.


Finalmente, el gran “tubo” se encuentra con los niveles de la ciudad provocando un gran vacío urbano a modo de plaza ajardinada –una suerte de Central Park a escala– mitigando el impacto de la estructura planteada y desarrollando en esos distintos niveles el encuentro con la ciudad: grandes infraestructuras de transporte –trenes de alta velocidad, etcétera –, metro y autobuses, transporte menudo, público y privado, así como contacto peatonal con la calle y los ajardinamientos.
A partir de aquí todo es habitar en las nubes: montar en bici a 350 metros de altura, jugar al baloncesto a 400 metros de altura, bañarte en una piscina a 450 metros de altura, sacar al perro a 500 metros de altura... Y todo ello a unos metros –en vertical– de la propia vivienda, centro de trabajo, etc.


La idea de construir ciudad en vertical incluiría espacios destinados a la cultura y la cohesión social –como auditorios, museos, etcétera – a distintas alturas que, siguiendo el esquema general, disfrutarían igualmente de todos los beneficios del proyecto: espacios públicos de recepción a modo de “plazas urbanas” suspendidas en el aire, vistas del horizonte, etc.


Es fácil imaginar el carácter referencial de la torre –tanto durante el día como por la noche– entendida como un contenedor vertical de enorme elegancia y regularidad, cuajado interiormente de espacios iluminados, tamizados por la vegetación plantada en altura y por la estructura perimetral.