Plaza de las Concepciones en Soria

Fecha: 2018
Diseño/dirección: Eduardo Delgado Orusco
Equipo: Javier Rincón Sánchez

El SUELO y la NUBE es nuestra propuesta para la Plaza de las Concepciones de Soria, un vacío urbano vinculado a los recorridos consolidados de la ciudad. En concreto se trata de un ensanchamiento del camino a la plaza de toros atravesando la calle Tejera. Así, el vacío hasta ahora ocupado por el mercado provisional y consolidado por la configuración de las viviendas adyacentes resulta tangente a la calle Sagunto.

Así pues, nuestra propuesta comienza por reconocer el espacio que se nos ofrece como una encrucijada, un cruce de recorridos a los que debe atenderse. Así, la disposición de actividades de todo tipo –juegos infantiles, ocio para mayores, incluso comerciales como pequeños mercadillos, etcétera- deberán atomizarse para facilitar la permeabilidad.

Además, el clima de la ciudad y de la región –extremadamente frío en invierno y moderadamente caluroso en verano- invita a atemperarlo en un espacio relativamente expuesto como el de la Plaza. Sin embargo, la proximidad del Parque de la Alameda de Cervantes hace imposible competir con sus árboles y otras instalaciones, en algunos casos, centenarias.

 

 

Así surge nuestra propuesta cuyo elemento fundamental es una instalación artificial que cobija y sombrea todas aquellas actividades intentando reproducir la presencia de los árboles en los pueblos: se trataría de generar un punto de cohesión social, donde todas las generaciones –desde los niños a los mayores- encuentren lugar para sus actividades unos junto a otros. Un árbol “tecnificado”, capaz de emitir frescor mediante sistemas sencillos de nebulización de agua, captadores de energía solar y/o eólica, contenedor de plantas de porte medio pero cuya yuxtaposición genera el mismo efecto que un gran árbol, pero con un crecimiento acelerado. La estructura que proponemos –el árbol- puede ser soporte de otros elementos, como pantallas y proyectores –para cine de verano o retransmisiones deportivas-, luces y guirnaldas –para fiestas-, elementos gimnásticos y de equilibrio –para circos y exhibiciones atléticas-, etcétera. En este sentido el límite lo pondrían los propios usuarios.

Esta presencia se combina con un tratamiento del suelo coherente y complementario que ofrece un graderío que sigue la pendiente de la propia plaza, y la disposición de “ámbitos de movimiento” para piezas de escala intermedia –areneros, juegos de petanca, mesas de juego, bancos, kioskos, zonas de mercadillo, incluso juegos de agua, etcétera-.

En todo caso la dimensión del árbol tecnificado y la distancia a las edificaciones existentes ha sido estudiado para garantizar el descanso y la privacidad de los vecinos, dado que las propias condiciones del artefacto –su frondosidad natural, la creación del espacio abierto interior, etcétera- funcionan también como aislamiento sonoro y ambiental.

 

 

Como se ha explicado más arriba nuestra propuesta resulta del encuentro de dos realidades que permitirían, como mínimo, una construcción en dos fases: el suelo y la nube. Serían lo tectónico y lo estereotómico, como explica uno de nuestros maestros más queridos.

EL SUELO consiste un tratamiento de la topografía natural del espacio –la plaza tiene una ligera caída oblicua desde la Plaza de Toros y hacia la calle Sagunto, que se consolida y, por tanto, plantea una construcción fácil y sin conflictos. Sería como tender una toalla en la playa, asumiendo las caídas naturales de la misma aunque pudiendo actuar puntualmente para generar un cabecero o un mejor acomodo para las piernas. Así nosotros planteamos mínimo pliegues que no encarecerían la construcción y que, sin embargo, sirven para acoger  más amablemente algunos de los usos.